SOFISMA Y FALACIA
- Jorge Ocaña
- 21 abr 2017
- 2 Min. de lectura
Los sofismas y las falacias son argumentos empleados para describir razonamientos viciados en origen, cuya apariencia se asemeja a la de una construcción lógica. Ambos pueden estar dotados de la estructura propia de un silogismo, a pesar de que exista algún tipo de alteración en las proposiciones que inhabilite la conclusión expuesta.
Los silogismos constituyen argumentos de razonamiento deductivo estructurados en tres partes. Están compuestos por dos proposiciones en forma de premisas, una mayor y otra menor, y una consecuencia en forma de conclusión que se infiere de las premisas previamente expuestas. La perversión de esta forma de razonamiento puede dar lugar a buena parte de los sofismas o falacias existentes.
El sofisma es un argumento empleado dentro de un debate para refutar la posición del adversario, cuya estructura tiene una apariencia correcta desde el punto de vista formal, pero que hábilmente esconde información, la retuerce, manipula o interpreta intencionadamente en un sentido concreto con la finalidad de provocar una confusión tanto en su oponente como en el público presente en caso de haberlo.
La falacia supone un argumento utilizado para rebatir una idea rival con una construcción aparentemente lógica, pero que contiene un sesgo que invalida desde el punto de vista racional la forma en que ésta se ha elaborado, a pesar de que en su propósito no se encontrase engañar, sino defender una posición.
La veracidad o falsedad de las premisas o conclusiones expuestas en un sofisma o en una falacia no es lo que convierte su argumento en falaz o no, sino que aquello que invalida el razonamiento es precisamente la ilusión generada en torno a su construcción en base a una estructura lógica que tan solo lo es en apariencia.
Comentários