ACONFESIONAL Y LAICO
- Jorge Ocaña
- 21 oct 2020
- 2 Min. de lectura
Los términos aconfesional y laico suelen ser empleados como sinónimos para referenciar la separación entre la Iglesia y el Estado, aunque sus significados difieren ligeramente de esa semejanza simplista.
La palabra aconfesional significa, según la RAE; Que no pertenece ni está adscrito a ninguna confesión religiosa. La aconfesionalidad conlleva la no adscripción oficial, que de lo contrario consistiría en la emisión pública de la preferencia de una religión sobre las demás, y la sujeción a sus dogmas y creencias a la hora de actuar. Dicha declaración expresa de no adscripción es independiente del nivel real o fáctico de adhesión existente a escala social, el cual, ni se tiene en cuenta ni entra en colisión con el posicionamiento declarado de neutralidad oficial.
La palabra laico significa, según la RAE; Independiente de cualquier organización o confesión religiosa. La laicidad acarrea una independencia que entraña el compromiso de promoción de una equidistancia. No se trata solo de la mera declaración de un no posicionamiento o de una neutralidad expresa, sino que comporta además un intento por mantener y mantenerse en una posición equilibradora tanto entre las distintas religiones existentes como respecto a las doctrinas negadoras de las mismas, de forma perpetua a lo largo del tiempo bajo ese mismo modelo de continuidad, como forma de preservar la libertad desde una distancia reguladora.
Mientras que la aconfesionalidad implica la declaración expresa de un no posicionamiento, que consiste en una imparcialidad o neutralidad manifiesta de manera oficial, una no significación pública respecto a ninguna religión concreta, que de no darse supondría la preeminencia de una; la mayoritaria, sobre el resto. Por su parte, la laicidad supone la consecución y promoción por el Estado de un equilibrio de fuerzas dentro del Estado, entre las diferentes religiones y las posturas negacionistas de las diversas fes que se dan en la sociedad. La aconfesionalidad es una declaración oficial de compromiso a mantener una postura neutra desde el poder público al margen de las diferentes creencias que existan en la realidad social general, bien sea ésta voluble o estática, y que no trata de condicionarla ni de influir en ella en un sentido u otro. La laicidad es un propósito permanente de promover un intento de equidistancia, que no solo mantenga un equilibrio entre las distintas religiones incluyendo las posturas ateas o agnósticas existentes, sino que trate de promover que ese equilibrio se perpetúe.
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