ÁRABE Y MUSULMÁN
- Jorge Ocaña
- 21 oct 2018
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Existen varias palabras cuyos significados difieren entre sí respondiendo a distintos criterios identitarios de carácter político, histórico, cultural, religioso, social, nacional o geográfico, pero que con frecuencia tienden a ser empleadas indiferentemente para asociarse con una misma realidad a la que tratan de designar como equivalentes.
El término árabe se emplea inicialmente con un criterio geográfico para designar a toda persona originariamente natural de uno de los siete países situados en Arabia o la península arábiga: Arabia Saudí o Saudita, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán, Catar y Yemen. Posteriormente, por extensión cultural de la lengua árabe en ciertos periodos históricos a lo largo de Oriente y del norte de África, son considerados árabes quienes pertenezcan a cualquiera de los veintidós países miembros de la Liga Árabe, donde se habla dicho idioma: Arabia Saudí o Saudita, Argelia, Bahréin, Catar, Comoras, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos, Mauritania, Omán, Palestina, Siria, Somalia, Sudán, Túnez, Yemen y Yibuti.
El término moro proviene del latín; maurus, que viene del griego; máuros. Significa moreno o negro, y era empleado para denominar a los habitantes que poblaban la región de Mauritania, al noroeste de África, que daría nombre a tres provincias romanas: Mauritania Tingitana, Mauritania Cesariense y Mauritania Sitifense. Actualmente se emplea como gentilicio para denominar a aquellos habitantes procedentes de países del Magreb: Mauritania, Marruecos, Sáhara Occidental, Argelia, Túnez y Libia.
Existen además multitud de otros términos de carácter histórico y cultural que hacen referencia a las personas procedentes de distintas tribus o etnias del norte de África: almorávide, almohade, bereber, sarraceno, etc. Su uso actual se encuentra acotado a un contexto y periodos históricos determinados, habiendo perdido sentido su utilización al margen de estos registros concretos.
El término musulmán tiene una connotación religiosa y sirve para designar a toda persona creyente que profese la religión islámica o Islam, independientemente de su idioma, su país de nacimiento, o del lugar donde habite.
El término islámico sirve para referirse a algo perteneciente o relativo a la religión islámica. Mientras que el término islamista tiene una connotación simultáneamente religiosa y política, haciendo referencia a quienes aspiran a elevar el Islam a la categoría de ideología política mediante la aplicación de la ley islámica en la vida pública.
El término yihadista, a diferencia del anterior, adquiere a la vez una connotación religiosa y belicista, refiriéndose a quienes propugnan alcanzar la expansión de una comunidad musulmana a nivel global a través de la yihad; la guerra santa contra los infieles.
Se tratan de cinco términos que, a pesar de sus vínculos, son independientes entre sí. Un sujeto puede formar parte simultáneamente de varias de las realidades que estos términos denotan, como lo puede ser solo de una de ellas o de ninguna. Es por ello que la denominación a un individuo con cualquiera de estos términos como si fuesen sinónimos no solo puede resultar errónea sino, además, ofensiva.
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