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OÍR Y ESCUCHAR

  • Jorge Ocaña
  • 14 abr 2018
  • 1 Min. de lectura

Los términos oír y escuchar, pese a ser comúnmente empleados como análogos, entrañan una sutil diferenciación entre sí.


La palabra oír proviene del latín; audīre. Es definido según la RAE como; percibir con el oído los sonidos.


La palabra escuchar, por su parte, también viene del latín; auscultāre. Es definido por la RAE como; prestar atención a lo que se oye.


Oír conlleva el uso de un órgano; la oreja, mientras que escuchar implica el uso de un sentido; el oído. Por eso, oír es un acto inconsciente, mientras que escuchar es una acción que solo puede hacerse de forma voluntaria y deliberada. Se puede decir que oír es a escuchar, lo que la oreja es al oído. Por tanto, escuchar significa hacer uso de la audición y el intelecto para profundizar a través del oído en aquello que previamente se ha oído con las orejas. De este modo, se puede oír sin escuchar, pero no se puede escuchar sin oír.

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