EQUIDAD E IGUALDAD
- Jorge Ocaña
- 21 jun 2017
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Las palabras igualdad, equidad y equivalencia provienen del latín; aequalĭtas, -ātis, aequĭtas, -ātis, y aequivălens, -entis, respectivamente. Existe otro término en estrecha relación con los tres últimos que también proviene del latín, equilibrio; aequilibrium. Hay otras, como la palabra “mismo”, que sin compartir una raíz común también se utilizan como sinónimo de igual. Todas ellas conllevan una carga semántica que no se encuentra libre de interpretación para dotarlas de un contenido en pro de unos fines específicos.
La igualdad puede ser definida según la RAE, como: “correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo”. Atendiendo a los principios fundamentales de los Elementos de Euclides; dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí. En este sentido, la igualdad se encuentra íntimamente relacionada con el ámbito de la geometría y la matemática. La idea de proporcionalidad es un concepto clave aquí; un conjunto de partes que conforman la unidad, cuyo valor es el mismo (equivalentes) entre sí. La igualdad por tanto supone la inexistencia de superioridad o preponderancia de unos sobre otros.
La equidad por su parte según la misma fuente es: “la disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece”. Se trata de un concepto que hace referencia a una cualidad y no tanto al objetivo campo de las cifras, por lo que requiere de una carga subjetivista capaz de definir lo meritorio.
La diferencia fundamental entre estos conceptos estriba en el distinto resultado que cada una logra aplicadas sobre una misma situación. Mientras que la igualdad supone que dos o más sujetos partan desde una misma posición inicial, la equidad se preocupa de que todos ellos alcancen la misma posición al final. Ahora bien, la igualdad implica una concepción de suma cero donde lo que uno gana otro lo pierde rompiendo el equilibrio, lo que generaría la diversidad. Por su parte, la equidad entraña la dificultad de definir previamente los parámetros merecedores de alcanzar el fin y justificar cómo todos alcanzarán el mismo aún siendo su mérito diferente. Ambas son concepciones artificiales creadas por el ser humano para generar abstracciones que le ayuden a comprender la realidad como las matemáticas o a ordenarse para convivir en sociedad como el derecho, puesto que el equilibrio que se encuentra en la libertad de la naturaleza del mundo es diverso y plural.
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