SARCASMO E IRONÍA
- Jorge Ocaña
- 21 ago 2017
- 2 Min. de lectura
La riqueza del lenguaje aporta dos figuras retóricas que generalmente se tienden a confundir o asimilar como si fuesen lo mismo. La ironía y el sarcasmo comparten una relación íntima con la sátira.
La sátira es un género literario que pone en evidencia situaciones con un afán moralizador. Para ello hace uso de recursos tales como; la caricaturización, ridiculización y exageración de situaciones y personajes (parodia), o la comparación extrema. La finalidad que persigue es realizar una crítica mostrando defectos sociales e individuales a través del comportamiento humano (farsa).
La ironía constituye una figura retórica que da a entender algo diferente u opuesto de lo que se dice, generalmente con un cambio de tono como burla fina y disimulada, según la RAE. Para construir una ironía se puede; decir lo contrario de lo que se quiere decir, decir algo que pueda ser interpretado en varios sentidos (analogía), plantear una situación contradictoria con el resultado esperado (paradoja), o en la literatura narrar eventos al margen de los personajes, donde solo el lector puede captarla. Por ello es fundamental el contexto para poder percibir la ironía emitida.
El sarcasmo es un tipo de ironía que consiste en una burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo, también según la RAE.
Ambas figuras retóricas comparten la forma en que se estructuran, pero difieren entre sí en la finalidad que persiguen. Aunque las dos sean susceptibles de buscar la comicidad, mientras que la ironía se vale de una broma inocente, el sarcasmo es necesariamente hiriente, por lo que además de ser captado por el receptor, éste debe ser proclive a dicho tipo de humor para que cause el efecto buscado.
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