top of page

PODER POLÍTICO

  • Jorge Ocaña
  • 21 ago 2016
  • 3 Min. de lectura

El poder es el elemento primordial de estudio de la teoría política, factor consustancial a su significado, y razón primaria de la existencia de esta doctrina. El poder puede ser entendido mediante dos variables. El poder como ejecución comprende el mando, mientras que el poder como recepción responde a la obediencia.


El mando conjuga dos claves indispensables para ejercer el poder ejecutándolo a través de un acto; la voluntad y la capacidad o facultad. El ejercicio del poder no puede ser efectivo ni existir si alguien no quiere, no debe, o no puede (en el sentido de ser capaz de) desarrollar la acción de poder. El elemento volitivo denota intencionalidad, mientras que el facultativo implica capacidad.


En cuanto a cómo se recibe la acción de poder, se puede afirmar que hay poder allí donde hay obediencia, sea ésta voluntaria o forzada, por miedo o por respeto. El poder deviene de forma individualizada de todos y cada uno de los sujetos que son partícipes de dicha obediencia en un mismo sentido. El origen de este poder puede fundamentarse bien en la auctoritas, [1] bien en la potestas, [2] o bien en ambas. “Tiene potestas aquel que, indiferentemente del asentimiento de los sometidos, es capaz de determinar la acción de los demás a través de una orden y, si es preciso, por la aplicación de medios coactivos; tiene auctoritas aquel que es capaz de condicionar la acción de los demás, en virtud de que éstos reconocen en él una cualidad valiosa; así, pues, mientras que la potestas es impuesta, la auctoritas es reconocida.” (García-Pelayo, 1999: 300-301).


La justificación que se le dé al poder determinará su legitimidad. La legitimidad estará fundamentada sobre las relaciones de dominación existentes. El vínculo entre el mando y la obediencia será lo que defina dichas relaciones de dominación. La dominación por su parte no tiene porqué sostenerse necesariamente en la imposición de la voluntad de uno sobre otros implicando sometimiento, sino que supone alcanzar una situación en la cual el sujeto subordinado actúa de forma voluntaria de acuerdo con una orden recibida. Independientemente de las razones subjetivas que lo lleven a actuar así, esa aceptación constituye la legitimación del poder. [3]


Hay que hacer una diferenciación esencial entre la política y lo político, entre la actividad encaminada a determinar una línea de gobierno precisa en torno a postulados ideológicos concretos, y la teoría del poder público. La política por tanto no puede ser nunca consenso, sino conflicto permanente para Maquiavelo [4] y disenso para Sartori (2005 [1976]: 47). En el acuerdo, en la unicidad de pensamiento, no hay debate y por ende desaparecen las diferencias que pudieran motivar posiciones antagónicas en pugna por la consecución del poder para implementar unos objetivos contrapuestos. La política atiende a los objetivos concretos mediante los cuales pretende construir una realidad determinada y que para su logro requiere del poder, el poder es por tanto un medio para la política. [5] En cambio, para lo político el poder es un fin. [6] Lo político es el poder en sí mismo, su origen, estructura, organización, su relación con otros poderes, su control y limitación, etc., neutro como tal dentro del marco de la ambigüedad ideológica. [7] La política tiene una relación directa con el Gobierno, mientras que lo político es aquello relativo al Estado. La política está impregnada por la subjetividad ideológica, por su parte lo político se mantiene objetivo independientemente de quien detente el poder. La política se encuentra ligada a las instituciones, lo político a las constituciones. (Negro, 2007: 34-35).


- Referencias bibliográficas:

  • GARCÍA-PELAYO, M., (1999), Derecho constitucional comparado, Alianza, Madrid.

  • NEGRO PAVÓN, D., (2007), Sobre el Estado en España, Marcial Pons, Madrid.

  • NEGRO PAVÓN, D., (2010), Historia de las formas del Estado. Una introducción, El Buey Mudo, Madrid.

  • SARTORI, G., (2005) [1976], Partidos y Sistemas de partidos, Alianza, Madrid.


[1] Legitimidad moral para emitir una opinión cualificada no vinculante sobre un asunto concreto dotado de un valor exclusivamente ético.

[2] Capacidad socialmente reconocida con facultad legal de mando e imposición de sus decisiones.

[3] La teoría de la relaciones de poder, dominación y legitimidad fueron expuestas por Max Weber en su obra Economía y sociedad (1922).

[4] La concepción de Maquiavelo sobre la política puede verse en su obra El Príncipe (1532).

[5] “El fin de la política no consiste en dominar la historia o en realizar fines históricos, fines ilimitados, como pretende la política de la fe guiada por la utopía: los fines propios de la política son limitados, los determina la finitud de las situaciones concretas; por eso la clave de la política natural son los medios, no los fines”. (Negro, 2010: 32).

[6] “El Estado, al ser neutral, no puede ser definido como el Gobierno por sus fines, sino por sus medios y los fines a que se aplican”. (Negro, 2010: 31).

[7] Para profundizar en la doctrina, ver; El concepto de lo político (1927) de Carl Schmitt, y ¿Después del Leviathan? Sobre el Estado y su signo (1996) de Miguel Ayuso.

Entradas recientes

Ver todo
ACONFESIONAL Y LAICO

Los términos aconfesional y laico suelen ser empleados como sinónimos para referenciar la separación entre la Iglesia y el Estado, aunque...

 
 
 
XENOFOBIA Y RACISMO

Los términos xenofobia y racismo constituyen dos conceptos ampliamente manidos en el ámbito del discurso político. Pese a que ambos...

 
 
 
ASIMILAR E INTEGRAR

Los términos asimilar e integrar tienden a ser utilizados como análogos para referirse al proceso de adaptación de grupos e individuos...

 
 
 

Comments


bottom of page