VALOR Y PRECIO
- Jorge Ocaña
- 8 oct 2016
- 2 Min. de lectura
Con frecuencia se tienden a equiparar e intercambiar en su uso las palabras valor y precio siendo empleadas como sinónimas.
El valor, en términos económicos, constituye el grado de interés subjetivo (preferencia) que un individuo muestra por un bien o servicio para satisfacer sus necesidades, a través de una elección personal basada en la utilidad que el actor le concede al bien seleccionado por delante de otros bienes o servicios posibles. Esa ponderación de cualidades de unos frente a otros que da lugar a la preferencia, que a su vez da lugar a la elección (acción), no es cuantificable ni medible mediante números cardinales, sino tan solo ordenable a través de una secuencia de números ordinales.
Dado que el valor otorgado depende de cada sujeto y sus circunstancias, un bien será valorado por delante de otro, pero no se puede conocer cuánto más se valora uno que otro en unidades individuales. Así, una persona puede preferir una casa antes que un coche, y un coche antes que un caballo, o diez caballos antes que una casa. Pero no se puede conocer la diferencia de apreciación entre una casa y un caballo. Ahí radica la utilidad marginal que solo depende del juicio de valor realizado por el sujeto.
El precio es una magnitud objetiva representada a través de unidades monetarias, constituida por la cantidad de dinero en que se fija un intercambio por un bien o servicio en el mercado. La diferencia entre el coste pecuniario de dos bienes o servicios permite medir cuanto estima más un sujeto el bien o servicio por el que paga sobre el otro u otros que declina adquirir. De este modo, los precios expresados en números cardinales permiten operar entre ellos para desarrollar el cálculo económico que posibilita las transacciones mercantiles que dan lugar a la satisfacción del valor en un proceso de generación de riqueza.
Por su parte, no es el coste de producción más un porcentaje de beneficio, lo que determina el precio de un bien o servicio en el mercado, sino que es la percepción de obtener rendimientos futuros lo que influye sobre la decisión presente de incurrir en unos costes de producción necesarios para poder ofertar el bien o servicio en cuestión. Esa operación constituye parte del cálculo económico, y la decisión de acometerla es la esencia de la función empresarial.
“Precio es lo que pagas, valor lo que recibes.” W. Buffet
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