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PATRIOTISMO Y NACIONALISMO

  • Jorge Ocaña
  • 12 oct 2016
  • 3 Min. de lectura

La Nación es la unión voluntaria de individuos para conformar una comunidad humana, cuya organización surge libremente, y tiene un origen espontáneo y natural no premeditado ni predeterminado a través de un proceso que puede llegar a abarcar siglos, y en la que los individuos que la integran comparten elementos comunes, como; lengua, religión, cultura, etc., los cuales han propiciado dicha unión.


El nacimiento de una Nación puede marcarse en el momento en que sus miembros adquieren conciencia de su existencia como comunidad. Aunque éste sea el inicio de la Nación, es la etapa final de un largo y lento proceso de cientos de años de germinación de esa conciencia nacional, a través del cual dicha comunidad ha forjado su historia y ha quedado unida en torno a una tradición, unos usos y costumbres en forma de normas que les ha dotado de un orden y una organización comunes (derecho consuetudinario) como elemento aglutinador. En relación a ello, la nacionalidad es la condición de pertenencia a una Nación, el status que acredita que se forma parte de esa comunidad humana. Lo cual conlleva el reconocimiento, al sujeto que la posee, de una serie derechos por su pertenencia a esa comunidad. El patriotismo es la doctrina ideológica cuya finalidad es la defensa de una Nación histórica y del proceso natural por el cual ha surgido, así como la protección de su pervivencia.


La Nación (natural-histórica) ha de ser por definición siempre previa al Estado. Pues es el Estado quien necesita de una Nación para poder erigirse. El Estado es la organización política de una Nación, y por tanto no solo la Nación debe ser anterior, sino que debe tener conciencia de su existencia. Como factor vertebrador del Estado, solo en ella debe residir la Soberanía, es decir, el poder político en su expresión originaria y autónoma (absoluto y perpetuo en palabras de Bodin).


El nacionalismo es la doctrina ideológica cuya finalidad es crear una nueva Nación de forma artificial obviando todos los cauces anteriormente descritos, que definen el sentido de una Nación histórica o natural. Tiene su origen en el siglo XIX, y se encuentra profundamente vinculado al romanticismo como movimiento, llegando incluso a necesitar usar aspectos xenófobos para lograr su reafirmación. Para crear una nación ex novo se modifican características lingüísticas o se acentúan las diferencias respecto al resto, se generan mitos y leyendas que nadie recordaba, y se apela a los sentimientos.


Las principales diferencias entre lo uno y lo otro son: En primer lugar, mientras que la Nación histórica surge de forma espontánea y natural sin darse cuenta, la nación moderna se crea de forma artificial adrede como objetivo primario inmanente de la ideología nacionalista. En segundo lugar, la Nación se fundamenta en su historia (hechos nacionales), mientras que la nación moderna apela a emociones abstractas y subjetivas (sentimiento de pertenencia). En tercer lugar, la Nación se ha cocinado a fuego lento a lo largo de un proceso temporal de cientos de años de duración, ese proceso de maduración es su Historia, mientras que la nación moderna forma parte de un proyecto rápido que puede crearse en pocos años (invención de una lengua, de mitos [vinculación religiosa-cultural], características diferenciales étnicas). En cuarto lugar, la Nación surge desde abajo, de la unión voluntaria y libre de un Pueblo que da origen a su organización política (el Estado) en la búsqueda soberana de auto-regularse, mientras que la nación moderna se crea desde arriba, por una oligarquía que la impone hacia abajo mediante canales de adoctrinamiento, generando una falsa conciencia onírica con la finalidad de crear un Estado en el que esa misma élite ostente el poder.


En este sentido, se puede realizar un símil con el ámbito académico a modo de ejemplo. Se puede comparar la Nación natural con aquel intelectual o pensador que acumula conocimiento a lo largo de los años, y gracias a ello es capaz de que brote alguna teoría o conclusiones que no habían sido antes descubiertas. En contraposición, se encuentra quien tiene una idea fija y predeterminada, e investiga a aquellos autores anteriores a él que puedan respaldar sus premisas para que concuerde con aquello que ya tenía en mente antes incluso de comenzar a indagar (falacia del francotirador), propio de quienes no buscan hallar la verdad, sino justificar un pensamiento que traen previamente anquilosado pero aún poco desarrollado (Teoría del pensamiento motivado; Dra. Ziva Kunda). El conocimiento que surge de forma espontánea, frente a la creación de ideas de forma deliberada buscando obtener un resultado concreto de antemano.

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